El Real Betis logró una victoria sufrida por 2-1 frente al Utrecht en La Cartuja, un triunfo que le permite seguir en la pelea por los puestos altos de la nueva liga de la Europa League, pero que dejó un regusto amargo por las lesiones de dos de sus piezas clave: Isco Alarcón y Sofyan Amrabat. Ambos se retiraron en la primera parte tras un choque fortuito entre ellos, encendiendo las alarmas de cara al derbi sevillano del próximo fin de semana.
El partido arrancó con un golpe inesperado. Apenas transcurridos dos minutos, Isco y Amrabat se encontraron en una acción desafortunada que terminó con ambos lesionados. El malagueño, que volvía a la titularidad para recuperar ritmo competitivo, apenas duró nueve minutos sobre el césped. Amrabat, por su parte, intentó continuar pero también tuvo que abandonar el campo poco después. La doble baja condicionó el ritmo del Betis y obligó a Pellegrini a reorganizar su esquema desde el inicio.
A pesar de las dificultades, el conjunto verdiblanco supo imponerse. En el minuto 42, Cucho Hernández abrió el marcador con un cabezazo que dio tranquilidad a la grada. Ya en la segunda parte, Abde Ezzalzouli amplió la ventaja con un gol en el 49 que parecía encarrilar el triunfo. Sin embargo, el Utrecht reaccionó y Miguel Rodríguez recortó distancias en el 54 con un disparo lejano que sorprendió a Guaita, manteniendo la tensión hasta el final.
El Betis resistió los últimos minutos con oficio y se llevó tres puntos vitales, pero la victoria quedó empañada por las malas noticias médicas. La lesión de Isco supone un duro golpe, ya que el malagueño estaba llamado a ser protagonista en el derbi contra el Sevilla. La posterior lesión de Amrabat agrava aún más el panorama, dejando a Pellegrini sin dos jugadores clave en el centro del campo.
De cara al derbi sevillano, el Betis afronta un escenario complejo: llega con confianza por el triunfo europeo, pero con la preocupación de no poder contar con dos de sus futbolistas más importantes. La afición verdiblanca celebra el resultado, pero sabe que la verdadera batalla se librará en el Sánchez-Pizjuán, donde la ausencia de Isco y Amrabat puede marcar la diferencia.
