El Real Madrid venció 4-3 al Olympiacos en Atenas gracias a un póker histórico de Kylian Mbappé, pero la fragilidad defensiva y la falta de control en el juego dejaron serias dudas sobre el equipo de Xabi Alonso. El francés fue el gran protagonista con cuatro goles que sostuvieron al conjunto blanco en un partido que debería haber estado sentenciado mucho antes.
El Olympiacos, empujado por su público, aprovechó los desajustes defensivos del Madrid para mantenerse vivo hasta el final. Los tantos de Mehdi Taremi y Ayoub El Kaabi expusieron una zaga desorganizada y lenta en los repliegues, mientras el centro del campo no logró imponer ritmo ni control. El equipo dependió en exceso de las individualidades de Mbappé y Vinícius, sin mostrar un plan colectivo sólido.
La victoria permite al Real Madrid sumar tres puntos valiosos en la nueva liga de la Champions, donde cada resultado pesa en una clasificación única. Sin embargo, la imagen global del conjunto blanco invita a la crítica: desequilibrado, sin solidez defensiva y con una preocupante falta de control en los momentos clave. Si el equipo quiere aspirar a la máxima competición europea, deberá corregir urgentemente sus problemas atrás y recuperar la identidad de bloque sólido que siempre ha caracterizado a los campeones.
