El Atlético de Madrid logró una victoria épica en el Metropolitano al imponerse 2-1 al Inter con un gol de José María Giménez en el último minuto, un triunfo que refuerza su posición en la Champions y desató la euforia de la afición rojiblanca.
El encuentro comenzó con un Atlético decidido a marcar territorio desde el inicio. Apenas transcurridos nueve minutos, Julián Álvarez sorprendió a la defensa italiana con una acción rápida que terminó en el primer gol de la noche, validado tras revisión del VAR. El Metropolitano vibró con el tanto del argentino, que se ha convertido en una pieza clave en el esquema de Diego Simeone. Sin embargo, el Inter no tardó en reaccionar y, tras el descanso, Piotr Zielinski aprovechó un desajuste defensivo para igualar el marcador en el minuto 54, generando tensión en las gradas y obligando al Atlético a redoblar esfuerzos.
El partido se convirtió en un pulso de intensidad y nervios, con ambos equipos buscando el golpe definitivo. El Inter, con mayor posesión de balón, intentó imponer su ritmo, pero se encontró con una defensa colchonera firme y un Musso seguro bajo palos. Simeone, fiel a su estilo, mantuvo la presión y apostó por la garra de sus jugadores en los minutos finales. La recompensa llegó en el tiempo añadido: Antoine Griezmann ejecutó un centro preciso y José María Giménez, con un cabezazo imponente, selló el 2-1 en el minuto 93, desatando la locura en el estadio.
La victoria no solo tiene un valor emocional, sino también estratégico. Con este resultado, el Atlético se coloca en una posición favorable dentro de la fase de grupos de la Champions, demostrando que sigue siendo un rival temible en Europa. El triunfo frente a un Inter que llegaba en gran forma confirma la capacidad del equipo rojiblanco para competir contra los gigantes del continente y mantener viva la ilusión de sus seguidores. El Metropolitano fue testigo de una noche mágica, de esas que alimentan la historia del club y refuerzan la identidad de lucha que caracteriza al Atlético de Madrid.
