El Athletic se "aPraga"

Los leones empatan 0-0 en Praga y dejan escapar una oportunidad clave en Champions

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La noche en Praga tuvo un aire espeso, de esos que anuncian un partido duro y con más tensión que brillo. El Athletic Club llegaba con la ilusión de dar un golpe de autoridad en Champions, pero también con la presión de demostrar que puede competir lejos de San Mamés. El Slavia, arropado por su público en el Fortuna Arena, planteó un encuentro áspero, con ritmo alto y mucha intensidad en cada balón dividido. Desde el inicio se percibió que no iba a ser una velada sencilla para los leones.

El partido se desarrolló con un guion de fricciones y pocas concesiones. El Slavia buscó incomodar con presión adelantada y transiciones rápidas, mientras que el Athletic trató de imponer su juego por bandas y la movilidad de sus delanteros. Sin embargo, las ocasiones claras fueron escasas. Los checos tuvieron algún acercamiento peligroso en la primera parte, pero se toparon con la seguridad de Unai Simón. Por su parte, el Athletic dispuso de una gran oportunidad en botas de Iñaki Williams, que no logró concretar ante la salida del portero Stanek. El marcador se mantuvo inmutable, reflejo de un choque donde las defensas se impusieron a los ataques.

La segunda mitad siguió el mismo patrón: intensidad, duelos físicos y pocas grietas. El Slavia buscó sorprender con disparos lejanos y centros laterales, mientras que los de Valverde intentaron acelerar con Nico Williams y Sancet, pero sin encontrar la claridad necesaria. El empate sin goles se fue consolidando con el paso de los minutos, y aunque ambos equipos tuvieron opciones en el tramo final, la falta de precisión y la buena actuación de los porteros mantuvieron el 0-0.

El resultado deja al Athletic con sabor amargo. Un punto fuera de casa siempre tiene valor, pero la sensación es que el equipo necesitaba más para afianzar su camino en Europa. La falta de pegada y la dificultad para imponerse en partidos de alta exigencia vuelven a ser un tema recurrente. El Slavia, por su parte, celebró el empate como un triunfo parcial: resistió, compitió y mantuvo vivas sus opciones en el grupo.

Cuando se apagaron las luces del estadio, la impresión era clara: el Athletic se marchó de Praga con un empate que sabe a poco, consciente de que en Champions cada detalle cuenta y que las oportunidades perdidas pueden pesar demasiado en el futuro.