Golpe de timón en Anoeta: la Real Sociedad destituye a Sergio Francisco y confía el relevo a Ansotegi

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La mañana amaneció con un comunicado que se venía gestando desde la derrota del viernes ante el Girona: la Real Sociedad destituye a Sergio Francisco tras 16 jornadas al frente y apenas siete meses de proyecto. Jon Ansotegi, técnico del filial, asume el cargo de manera interina hasta el parón de Navidad mientras el club sondea el mercado en busca de un nuevo entrenador. El movimiento, tan doloroso como inevitable, pone fin a una etapa que no encontró la tecla y abre un interrogante exigente en pleno curso.

El detonante: resultados pobres y un proyecto que no arrancó

  • Balance liguero: 16 puntos en 16 jornadas, una media que proyectada al final del campeonato dibujaba peligro serio de descenso para un equipo concebido para competir en Europa.
  • Racha reciente: tres derrotas consecutivas y una última caída ante el Girona (1-2) que, por su forma, dejó la sensación de un equipo sin respuestas tácticas ni anímicas.
  • La decisión: el club comunicó el cese pocas horas después del tropiezo, confirmando un runrún que ya era un secreto a voces.

La frialdad de los números no cuenta todo, pero sí marca el compás. Más allá de los puntos, la Real transmitió un fútbol pobre y discontinuo, sin consolidar principios de juego que protegieran al equipo de las malas rachas. El contraste con el legado competitivo reciente acrecentó la impaciencia y la necesidad de actuar.

La transición: Ansotegi, liderazgo de proximidad para estabilizar

  • Interinidad definida: Jon Ansotegi, hasta ahora entrenador del Sanse, toma el mando del primer equipo hasta el parón navideño, con Imanol Agirretxe como segundo. El objetivo: reorganizar el vestuario y sumar en los dos partidos restantes antes del descanso.
  • Timing y logística: el entrenamiento dominical se retrasó para permitir el aterrizaje del nuevo cuerpo técnico, que venía de dirigir al filial en Riazor. Gesto pequeño, efecto grande: empezar con orden.
  • Mensaje interno: proximidad, conocimiento de la cantera y reactivación del compromiso competitivo. Un puente entre la urgencia del marcador y la identidad formativa del club.

La elección de Ansotegi habla de una apuesta por la calma en el corto plazo: alguien que conoce a los jóvenes, entiende el vestuario y puede tocar las teclas emocionales y tácticas elementales sin revoluciones bruscas. En semanas de ruido, el primer paso es bajar el volumen y subir la claridad.

Por qué no funcionó: siete meses de búsqueda sin hallazgo

  • Duración del ciclo: siete meses de margen que no cristalizaron en una estructura reconocible ni en un plan competitivo estable.
  • Desajustes en juego: dificultades para dar continuidad a fases con balón y para protegerse sin él, con tramos de desconexión que costaron puntos y confianza.
  • Inercia anímica: un equipo que, ante el error, se encogía; ante el golpe, tardaba en levantarse. La tercera derrota seguida fue síntoma y sentencia.

La diferencia entre intención y realidad fue constante. Sergio Francisco llegó para suceder a una etapa de alto rendimiento con una plantilla que pedía matices, no improvisaciones. Sin una identidad defensiva firme ni automatismos ofensivos repetibles, la Real quedó atada al estado de forma del día y al detalle ocasional. En Liga, eso es un hilo demasiado fino.

El mercado: sondeo de perfiles y urgencia con cabeza

  • Exploración activa: la dirección deportiva peina opciones y maneja preferencias, con el deseo de cerrar un técnico tras el parón. El listón es claro: solidez competitiva inmediata y encaje con la cultura del club.
  • Condicionantes: calendario, estado físico de la plantilla y oportunidades reales en diciembre. Prioridad: minimizar el riesgo de transición y recuperar puntos rápidos que despejen la tabla.
  • Qué se busca: un entrenador capaz de ordenar la fase defensiva, clarificar salidas y activar a los talentos ofensivos sin romper la estructura. Un “más con menos” en el corto plazo.

El mercado de diciembre suele ser de oportunidades razonables, no de grandes golpes; la clave está en acertar el perfil que responda a lo que la Real necesita hoy, no a lo que sería ideal en junio. La interinidad de Ansotegi compra tiempo, pero el margen es justo: cada jornada pesa.

Lo que viene: reparar, recomponer, competir

  • Primeros ajustes: compactar bloques, simplificar la salida, fortalecer transiciones defensivas y ordenar el balón parado. Ganar duelos, recuperar confianza y sumar.
  • Vestuario y jerarquías: mensajes directos, roles claros, minutos meritocráticos. La energía del filial debe ser palanca, no sustituto.
  • Objetivo inmediato: cerrar el año con puntos y con sensación de equipo. No se trata de lucir, sino de respirar.

El fútbol no espera. La Real se ha dado un golpe para despertarse; ahora necesita convertir el sobresalto en disciplina y el discurso en detalles que suman. Un buen enero no arregla todo, pero sí cambia la historia que el equipo se cuenta a sí mismo.

Sergio Francisco se marcha como el tercer entrenador destituido en Primera esta temporada, un recordatorio de que la competición castiga la indefinición y premia la claridad. La Real Sociedad, exigente por historia y presente, ha actuado a tiempo: antes de que la tabla hable demasiado alto y el vestuario olvide quién es. Jon Ansotegi tiene semanas, no meses, para ordenar y sumar; la dirección deportiva, días para acertar en el perfil que estabilice y empuje. El golpe de timón es firme. Ahora toca navegar.