El Real Madrid tropezó en su propio templo. La derrota por 1-2 ante el Manchester City en el Santiago Bernabéu no solo complica el presente europeo del equipo, también aviva un fuego que ya estaba encendido: la posible destitución del técnico vasco. Fue una noche de latidos fuertes, errores caros y un mensaje de vestuario que, pese al golpe, quiso sostener el proyecto.
El arranque esperanzador y el mazazo en ocho minutos
El Madrid encontró luz temprano con un zarpazo de Rodrygo, culminando una circulación rápida por la derecha y una ruptura que pilló desordenada a la última línea inglesa. La chispa conectó al Bernabéu con el equipo, pero el City devolvió el golpe con una frialdad quirúrgica: primero, Nico O’Reilly apareció entre líneas para empatar con un disparo cruzado; después, Erling Haaland transformó un penalti que cambió el pulso del partido. En ocho minutos, el City volteó el marcador y dejó al Madrid a contracorriente el resto de la noche.
El guión táctico: control visitante, imprecisión local
- Plan del City: bloque medio-alto, presión tras pérdida agresiva y ocupación inteligente de los carriles interiores para castigar los desajustes del doble pivote blanco.
- Respuesta del Madrid: verticalidad por las bandas y búsqueda de rupturas de Rodrygo y transiciones. Cuando hubo continuidad, generó peligro; cuando faltó precisión, el equipo quedó partido y expuesto.
- Zona crítica: el entrelínea. O’Reilly y Foden encontraron espacios a la espalda de los interiores del Madrid, obligando a los centrales a salir y desprotegiendo el área.
- El detalle que faltó: remate y calma en el último pase. El Madrid llegó, pero eligió mal en los metros finales.
El banquillo vibra: se habla de destitución y la cúpula toma nota
Los focos se han desplazado al banquillo. La continuidad del técnico vasco está bajo escrutinio por la dinámica reciente y por una Champions que exige resultados inmediatos. En el club pesan la urgencia deportiva y la imagen: se valora la idea y el trabajo, pero el calendario no espera y la clasificación aprieta. Decisiones pueden acelerarse si el equipo no responde en los próximos partidos, especialmente ante rivales que fuerzan al Madrid a gestionar mejor los espacios y la presión.
El vestuario se planta: respaldo al míster
- Rodrygo: “Estamos con el míster. La responsabilidad es de todos y vamos a salir de esta juntos. Su mensaje nos llega y creemos en lo que propone.”
- Raúl Asencio: “No es el momento de señalar. Estamos unidos y convencidos. El trabajo del entrenador es claro y el equipo está con él. Nos toca demostrarlo en el campo.”
Son declaraciones que importan: el vestuario transmite unidad cuando la tormenta arrecia. No calman el ruido externo, pero dibujan un compromiso que el Madrid necesitará si quiere enderezar el rumbo.
Las claves que explican la derrota
- Eficacia del City: convirtió sus ventanas de dominio en goles y manejó el ritmo tras ponerse por delante.
- Detalles defensivos: desajustes en las vigilancias y dificultades para cerrar el área ante rupturas y segundas jugadas.
- Gestión emocional: tras el 1-2, al Madrid le faltó pausa para construir y agresividad medida para recuperar campo sin desordenarse.
- Banca y energía: el City rotó con sentido; el Madrid acusó el desgaste y la falta de precisión en los cambios.
Lo que viene: urgencia sin ansiedad
El Madrid necesita puntos y certezas. Hay talento, hay ocasiones, pero falta continuidad y control. Si el equipo ajusta el entrelínea, reduce pérdidas en salida y mejora la toma de decisiones en el último tercio, volverán los resultados. El banquillo está en el foco, sí, pero el camino pasa por el césped: sostener el plan, blindar las áreas y recuperar la confianza que el Bernabéu exige y reconoce cuando ve un equipo que compite sin fisuras.

